domingo, abril 11, 2010

Visita al Centro Comercial...?

ACTUALIZACIÓN

El Centro Comercial Centenario se ha pronunciado acerca del incidente que tuvo el grupo de DELM Cali el domingo pasado y han ofrecido disculpas, de lo cual harán un anuncio oficial al grupo DELM Cali. Así mismo patrocinarán el refrigerio del próximo DELM, de acuerdo a lo anunciado por el Ingeniero Luis Astorquiza vía Twitter:

@astorluis: #DElmcali Siguiente Delm #6 será patrocinado refrigerio por CCCentenario,se disculpan por incidente. Les dije que en 1 mes +-
Es gratificante saber que los directivos del CC Centenario se pronunciaron y nos dan la razón con lo ocurrido por la intransigencia del supervisor de la empresa de seguridad Proviser.

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"El derecho de reunión es la libertad pública individual que faculta a un grupo de personas a concurrir temporalmente en un mismo lugar, pacíficamente y sin armas, para cualquier finalidad lícita y conforme a la ley. Se considera una libertad política y un derecho humano de primera generación" - Wikipedia

Personalmente he participado en la reuniones de  DELM (Domingo En La Mañana) en Cali y Palmira, que son reuniones que se pueden calificar como académicas, donce participamos profesionales y estudiantes de áreas de tecnología, comunicaciones, diseño o afines y de las que hemos realizado varias en el Centro Comercial Centenario, pero nunca nos había pasado algo como lo ocurrido el domingo 11 de abril. No es usual que use este espacio en denuncias de este tipo, sin embargo me siento agredido de la misma manera que se sintió todo el grupo con el cual me solidarizo, por eso incluyo el post del blog "El Pollo Hipnótico", que pueden encontrar originalmente en: http://elpollohipnotico.wordpress.com/2010/04/11/visita-al-centro-comercial/

Visita al Centro Comercial...?
A mí en algún momento se me dió por pensar que los centros comerciales eran sitios para el esparcimiento, para pasar un rato con la novia, con la familia, con los amigos; para hablar y compartir. Por eso me uní a otros a quienes se les había ocurrido lo mismo y nos encontramos en un centro comercial de Cali, el Centro Comercial Centenario, el domingo once de abril a las diez de la mañana, para hablar de temas que nos ponen en común: tecnología, internet, cultura.

Tan pronto llegamos uno de los guardias de seguridad se inquietó por la pequeña multitud, pero uno de nosotros le explicó quiénes éramos y a qué íbamos. Entiendo la actitud del guardia al ser inusual que un grupo de casi dieciseis personas apareciera en un día de poca clientela.

Por el día y por la hora, como supondrán, el centro comercial estaba casi vacío. Calculo que no habría más de diez compradores andando por ahí, aparte de el grupo de amigos que estábamos reunidos. Ya dispuestos a comenzar nuestra charla, nos dirigimos al tercer piso. Elegimos un rincón alejado de los locales comerciales porque queríamos organizar las mesas de modo que estuviéramos todos juntos y así poder conversar sin incomodar a clientes ni empleados. Efectivamente, movimos las mesas y ya dispuestos a sentarnos se nos acercó el supervisor de seguridad, diciéndonos que no podíamos hacer eso, que no podíamos hacer la reunión ni mover las mesas, que necesitábamos un permiso.

Se le explicó que era la quinta vez que se hacía la reunión, siempre en el mismo sitio, que siempre se dejaba todo perfectamente organizado, y que las veces anteriores no habían puesto problema.

Siendo mi primera vez en aquellas reuniones, me quedó un detalle que me inquieta: las veces anteriores se había hablado con la administración y se había pedido permiso para hacer el encuentro, permiso que había sido otorgado. Me pregunto, ¿por qué pedir permiso para reunirse a hablar? Cosa distinta sería pedir permiso para hacer alguna presentación, campaña, o lo que sea, pero… ¿permiso para reunirse a hablar? Es de anotar que no se trataba de una simple ocupación del espacio del centro comercial, porque haríamos lo de cualquier cliente: comprar. Así funciona la visita a un centro comercial: usted va con varias personas, se come algo, se toma algo, y mientras lo hace, habla. Sí, habla, conversa, platica, discute.

El supervisor se sostuvo en su posición de no permitir la reunión. Le dijimos que, desde luego, íbamos a consumir productos que allí vendían, porque, como acabo de decir, “Así funciona: [...]“, y que íbamos a dejar las mesas organizadas, como estaban.

Si van a consumir o no, me es irrelevante, ha contestado el supervisor y estoy citando sus palabras literales. Entonces, les diéramos o no nuestro dinero, no nos podíamos reunir allí. !¿Qué?¡ !Pero esto es de lo más ridículo¡

Alguna falla grave hay, ya sea en las políticas del Centro Comercial Centenario en sí mismas, o en la forma en que sus empleados las interpretan, porque este episodio parece sacado de la época de dictadura fascista en España, cuando se prohibía que se reunieran más de tres personas sin autorización. Que no les suene exagerada la comparación, y si sí, entonces ¿alguien me podría dar un argumento que justifique la actitud del supervisor de seguridad? !¿Ah?!

Ante la intransigencia del supervisor, debimos desplazarnos hacia otro sitio de la ciudad para poder hablar.

Bueno, afortunadamente para este sujeto, nadie se ha tomado el atrevimiento de inventarse el “derecho a la libre reunión” [ver enlace 1(art. 20), ver enlace 2] o alguna estupidez por el estilo.

Si usted tiene familia numerosa y la quiere invitar a almorzar o si tiene un grupo de amigos y quiere pasar un buen rato con ellos, vaya al Centro Comercial Centenario. Si de casualidad se encuentra a este supervisor de seguridad tan especial, por favor, siéntense de a tres en cada mesa, con distancia de una mesa vacía de por medio, y no hablen, ni entre las mesas ni entre los tres; si se distribuyen en pisos diferentes, mejor. Tal vez puedan juntarse después de que el mencionado centro comercial nos explique sus políticas o le explique al supervisor qué es lo que tienen estipulado, por si depronto el señor no leyó los estatutos con el suficiente cuidado.
Por nuestra parte, nos seguiremos reuniendo en un sitio donde no causen pánico las hordas de prefesionales, estudiantes y profesores universitarios dispuestos a discutir y construir cultura y entonces podrán permanecer apacibles los señores que llevan la decencia al cinto.

Post Scriptum

No me imagino situaciones similares en Unicentro o Jardín Plaza, donde todo el tiempo se reúnen a departir grandes grupos de estudiantes de todas las universidades cercanas (Univalle, Icesi, San Buenaventura, etc.) e incluso llegan estudiantes de Univalle a recibir clase (cuando los evacúan por los disturbios), mientras se comen un sandwich en la plazoleta de comidas. Necesitarían expedir muchos, pero muchos permisos o, por el contrario, contratar muchos guardias armados, para controlar la situación.