
Las plazas en Cali son del municipio y etaban bajo el control dela Alcaldía, pero hace varios años fueron entregadas a Emsirva, que frecuentemente sale en las noticias y no propiamente por ser la cuna de la honestidad en Cali. Esta a su vez las entregó en total estado de destrucción y abandono a las asociaciones de comerciantes de las mismas plazas, quienes se organizaron y se encargaron de reconstruirlas, levantarlas y rescatarlas nuévamente para la ciudad. Hoy que son sitios a los que se puede ir, que son útiles y limpias, Emsirva ha decidido que serán vendidas (léase privatizadas) para capitalizarse y salir de la "olla" en que la han dejado una serie de gobiernos corruptos que tienen a Cali en el lamentale estado en que se encuentra, con la ayuda, claro, de cualquier cantidad de ciudadanos insensibles y alcahuetas que lo han (¿hemos?) permitido por acción o por omisión (En Octubre hay "chico" de hacer algo para reivindicarse).
Bueno... volviendo al tema central, encontré gente muy amable, sonriente, llena de vida y de esperanzas de trabajo, que conocen lo que hacen y si no lo hicieran estaríamos a merced de los supermercados, porque de una u otra forma hacen de válvula reguladora de precios.
Encontré un epacio amplio con olor a frutas frescas y verduras, aromas que me transportaron muchos años atrás, a la época en que iba a la Galería del Barrio Bolívar en Popayán, a "acompañar" y a "ayudar a mercar" a Misia Sara, mi abuela materna, a la que le quedé debiendo muchísimas cosas en la vida, entre otras el saber mercar... hoy me pregunto ¿qué ayuda podría ser un chinche de 5 o 6 años en una plaza de mercado? en fin..

Definitivamente, así como me pasó con las plazas de mercado, uno vive lleno de paradigmas y temores (léase "güevonadas") que le manejan a uno la vida y no le permiten disfrutar de buenos momentos, con su familia y con los demás.
J.
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