viernes, septiembre 26, 2008

Que noche!

Tumbado aquí, sobre mi cama, con el pensamiento fijo en tí. Con un enorme deseo de agarrarte y apretarte fuertemente entre mis manos, todavía excitado con el recuerdo de la noche anterior, la noche cálida y sofocante, tengo incontenibles ganas de agarrarte y de decirte todo lo que siento. Tu recuerdo me tiene angustiado.

Apareciste... y desapareciste. Todo sucedió anoche, en mi cama...
Con fricción, te acercaste a mí y sin mostrar pudor alguno te pegaste a mi desnudo cuerpo, percibiendo mi indiferencia te acercaste más y más...

Mordías todo mi cuerpo sin recatos, sin escrúpulos... me volviste loco... no sabía qué hacer... por fin me dormí.

Hoy, cuando desperté, te busqué desesperadamente en vano, no te encontré. Ya no estabas... ¡Te habías ido!

En toda la sábana, había muestras de lo sucedido la noche anterior, en mi cuerpo dejaste huellas inolvidables, marcas profundas que tardarán mucho tiempo en sanar y que estarán mucho tiempo presentes en mí.

Esta noche me acostaré temprano y te esperaré... Cuando llegues, no quiero imaginar lo que va a suceder... Me abalanzaré sobre de tí con la fiereza de un león y rapidez de una cobra y ya no te irás... ya no podrás escapar de mí... te apretujaré hasta sentir la sangre de tu cuerpo.

Sólo así podré descansar: ¡Zancudo Hijuep*ta!
No es mío, sólo llegó hace días a mi correo
como reenvío de un forward, pero hoy,
aquí y ahora, tiene plena validez...
... y ronchas!
J.

1 comentario:

Maria() dijo...

jajaja, muy bueno!!

es que esos zancuditos del Valle son cosa seria... acá los rolos ni saben qué es eso de tener un "invasor" de esos en una noche tranquila

saludos!